Investigación Blanco y Negro
Suplemento dominical publicado en Diario HOY.
Entrado el siglo XX, la benéfica obra de Alfaro en materia económica de nada sirvió ante el poder de la 'bancocracia' que se consolidaba a la sombra del Gobierno de Leonidas Plaza. Se emitían billetes sin respaldo, se fijaba el tipo de cambio en la cifra que a bien tuvieran los banqueros, y nadie controlaba ese festín, pese a que la idea de fundar un banco estatal, que fuera el regulador de la economía nacional, se cocinaba hacía rato.
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Un Sucre. Banco del Ecuador |
Pero no fue sino en 1925, a raíz de la Revolución Juliana, cuando se decretó la creación del Banco Central del Ecuador. La Junta Provisional de Gobierno nombró a Isidro Ayora presidente de la República y a él le correspondió efectuar esa misión. El Banco Central fue fundado en 1927.
Previamente, se creó la Caja Central de Emisiones y Amortizaciones, entidad encargada de unificar los billetes y centralizar las emisiones. Los bancos particulares debían transferir a ese organismo las reservas en metálico de sus billetes en circulación, y la Caja se encargaría de amortizarlos y canjearlos por otros de su propia emisión. Así se unificó el billete bancario.
Isidro Ayora contrató a un grupo de expertos internacionales, presidido por Edwin Walter Kemmerer, para que hicieran un estudio de la situación y recomendaran medidas. La misión Kemmerer estableció la necesidad de crear una Ley Orgánica del Banco Central y una nueva Ley de Monedas, que fueron aprobadas en 1927. Por fin, el Estado ecuatoriano tomaba a su cargo la dirección de las finanzas públicas. La misión Kemmerer también recomendó la recuperación del patrón oro, y para incrementar el nivel de confianza en la moneda se mandaron a reacuñar 20 000 cóndores de oro de 25 sucres, que a la larga fue la última moneda de oro ecuatoriana. Pero el patrón oro estaba condenado a una corta vida, pues la gran depresión económica mundial de los primeros años 30 liquidó las reservas de oro de la mayoría de países, lo cual evidenció que ese sistema había quedado anacrónico e ineficiente.
El Ecuador suspendió el régimen de oro para sus sistema monetario el 8 de febrero de 1932.
Como consecuencia de ello, el valor de la plata subió desmesuradamente. Estados Unidos decidió volver al patrón plata y los demás lo imitaron. Inmediatamente la plata comenzó a fugar del país en forma de monedas o de barras, lo cual produjo una nueva escasez de circulante.
En esas circunstancias arribó al poder José María Velasco Ibarra, quien ordenó la acuñación de dos millones de sucres de plata para atender la demanda. Y otra vez, la moneda comenzó a danzar en función de la economía internacional y de la demanda de circulante.
La endeble moneda de níquel
La primera mitad del siglo XX en el Ecuador es una etapa de gran inestabilidad política. Entre 1925 y 1948 se suceden 25 gobiernos débiles, sin capacidad de planificación coherente de las finanzas públicas y obviamente sin poder de control de los abusos.
En 1937, el gobierno provisional de Federico Páez ordena el retiro de las monedas de plata, con el fin de eliminar la especulación a que estas daban lugar, y contrata la acuñación de 12 millones de sucres en monedas de níquel. Ese sistema monetario, con ligeras variantes, se mantuvo hasta hace pocos años. Un sistema endeble, a merced de los malos cálculos fiscales y de la voracidad de cierta banca.
Según se comenta en la obra Bancos y banqueros,
"Si el nacimiento del siglo halló a la banca en plena y vigorosa adolescencia, el fin de siglo la encuentra en la más terrible crisis y la más escandalosa situación (...) los bancos privados han sufrido una quiebra técnica, por causa de una mala o dolosa administración, y han tenido que ser absorbidos por el Estado a través de la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD). Entre tanto, una caterva de gordos y pícaros banqueros disfrutan del sol en las playas de Miami, con el dinero saqueado a los ecuatorianos, acción en la que, en varios casos, contaron con la complicidad de autoridades y funcionarios encargados de vigilar los negocios bancarios".
Lo anterior no hace otra cosa que ratificar que la corrupción en el manejo de sistema bancario ha actuado como el comején en la pulverización de la economía ecuatoriana.
Entrevista: Los manejos que mataron al sucre
Jaime Morillo Battle confía en que la dolarización oblige al Estado a ejercer una verdadera disciplina fiscal. Al sucre lo liquidaron los continuos 'asaltos' al Banco Central para cubrir presupuestos mal financiados, las devaluaciones obligadas para salvar a los sectores exportadores y el excesivo endeudamiento público, según el criterio de Jaime Morillo Battle, analista económico y ex-miembro de la desaparecida Junta Monetaria. Aquí, un análisis del tema a la luz del proceso de dolarización de la economía ecuatoriana. Según Morillo, mientras más pronto desaparezca el sucre, mejor, pues no conviene una coexistencia problemática con el dólar.
- ¿Cuáles son las causas históricas de la eliminación del sucre?
Le puedo hablar desde la creación del Banco Central en 1927, cuando se fija el cambio de cinco sucres por dólar. A partir de esa fecha, y durante las cuatro décadas siguientes, hay una relativa estabilidad de la moneda, que llegó a valer 25 sucres al inicio de la época petrolera en los primeros años setenta. Allí comienza la desestabilización, puesto que se creyó que el país era rico y se descuidó la planificación económica.
- ¿Cómo se planificó la economía durante la vigencia del sucre?
Los gobiernos se han empeñado en gastar más de lo que han tenido, lo cual los ha obligado a hacer verdaderos asaltos al Banco Central para cubrir los déficit en el Presupuesto. Las presiones de los sectores exportadores también han obligado a devaluaciones drásticas de la moneda, con el fin de salvar a esos sectores.
- ¿Cuál es el futuro del país sin una moneda nacional?
El país puede vivir sin una moneda nacional. Incluso antes de este anuncio la economía ecuatoriana ya estaba dolarizada al igual que la mentalidad de la gente.
- ¿Qué pasará con la producción?
La economía en una moneda fuerte obligará a los exportadores a ser más eficientes. Ellos han estado acostumbrados a cobrar en dólares y pagar en sucres, y ganar con las devaluaciones. Ahora recibirán dólares y pagarán dólares.
- ¿Pueden coexistir el sucre y el dólar?
Mientas más pronto desaparezca el sucre, mejor. Porque si coexisten los dos no habrá coherencia. No se debería mantener el sucre ni siquiera para operaciones pequeñas. En el caso de Panamá coexisten el balboa y el dólar porque el balboa tiene una denominación idéntica a la del dólar. Funciona como moneda fraccionaria local. Acá es imposible por la diferencia de 25 000 a uno, que es difícil de equiparar.
-¿Entonces el sucre fue un accidente histórico?
El sucre tuvo su razón de ser mientras hubo una política fiscal y monetaria racional. Cuando demostramos que eramos incapaces de manejar nuestra moneda y la destruímos, terminamos con el sucre.
- ¿Esto refuerza la propuesta de una unificación monetaria que tiende a ser mundial?
Los economistas de todo el mundo dicen que dentro de 10 años habrán tres monedas: dólar, euro y quizá alguna moneda asiática. Las monedas nacionales serán fraccionarias de estas tres grandes.
-¿Significa esto una tragedia nacional?
No hay tragedia nacional por perder el sucre, la tragedia está en el hecho de que nosotros la destruimos.
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• Réquiem por el Sucre.
• Una lenta agonía de 116 años.
• El Banco Central, el patrón oro y los años de la Gran Depresión