domingo, 29 de diciembre de 2013

La reina de la numismática ecuatoriana.


Como tal califica Eduardo Carrión Letort, en su estudio sobre las monedas del Ecuador, a la pieza de plata de ocho reales, acuñada en la Casa de Moneda de Quito, en 1846, e indica que ello se debe no a su rareza, sino a que "tiene un prestigio que otras monedas no igualan". 

Esta moneda fue resultado de la transformación política iniciada el 6 de marzo de 1845; derrocado Juan José Flores, se convocó una Asamblea Constituyente que sesionó en la ciudad de Cuenca; los constituyentes resolvieron sustituir la bandera tricolor heredada de Colombia, por otra con los colores blanco y azul de la revolución guayaquileña de octubre de 1820, que abrió la etapa final de la independencia del actual Ecuador; junto con la bandera, se modificó el diseño del Escudo nacional. 

El Presidente designado por la Asamblea, Vicente Ramón Roca, acometió la tarea de sanear la economía nacional y, para ello, el 29 de diciembre de 1845 dispuso que se acuñen en la Casa de Moneda de Quito "pesos fuertes" de ocho reales, de veinte gramos y ley de diez dineros. En la moneda debía grabarse el nuevo escudo de la República. 

El trabajo se hizo en 1846. Se produjeron 1386 piezas de excelente calidad y, precisamente por ello, y puesto que al mismo tiempo se utilizaba moneda deficiente, salió pronto de la circulación por su valor intrínseco, para ser atesorada o sacada fuera de las fronteras nacionales. En palabras de Carlos Ortuño (Historia Numismática del Ecuador, Quito, Banco Central del Ecuador, 1977, pp.101-102), "tan pronto como fue puesta en circulación se cumplió la Ley de Gresham: 'la mala moneda expulsa a la buena..." no tardaron los pesos fuertes en desparecer de la circulación, provocando consiguien temente un gran aumento de moneda desprestigiada; pero el Gobierno no comprendió que al emitir esta moneda se había equivocado, sino más bien cayó en la trampa del espejismo causado por la creciente aceptación de la misma, que, a su vez, era fruto de la referida desaparición". 

La moneda de ocho reales de 1846 tiene en el anverso el busto de la República, rodeado de las palabras "EL PODER EN LA CONSTITUCIÓN" y al pie el año de acuñación: 1846, y la indicación 10D (10 dineros) y 20G (20 gramos). Al reverso, el nuevo escudo de la República, en el que aparece la bandera bicolor aprobada por la Constituyente de 1845, rodeado del texto "REPÚBLICA DEL ECUADOR" y las indicaciones del lugar de acuñación (Quito), el valor facial (8 reales) y las siglas GJ, correspondientes al ensayador Guillermo Jameson. 

Como medida de seguridad contra falsificadores, la moneda tiene en el canto un cordón encadenado.


viernes, 27 de diciembre de 2013

Libro "Numismática ecuatoriana–Evolución y coleccionismo de nuestra moneda" de Ramiro Reyes


 Como parte de la celebración por los 35 Años de la declaratoria de Quito como Primer Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la UNESCO, se presentó el libro “Numismática ecuatoriana–Evolución y coleccionismo de nuestra moneda”, de Ramiro Reyes. El texto constituye un importante aporte al conocimiento de la historia nacional de la moneda.

Expertos en numismática, coleccionistas de monedas, personas vinculados a la cultura y la comunidad en general asistieron al lanzamiento de este libro producido por el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) dentro de su programa editorial que tiene como objetivo rescatar, preservar y difundir el patrimonio cultural de la ciudad.
El lanzamiento se efectuó en el Museo Numismático del Banco Central del Ecuador, en donde su director, Carlos Iza, destacó el aporte de este trabajo al rescate de la historia. De su parte, el autor de la obra, Ramiro Reyes, señaló que esta obra tiene como propósito el sumar un aporte al campo del estudio y coleccionismo de la moneda ecuatoriana.

Este libro fue escrito por un coleccionista, alguien que, como parte de su desarrollo, se planteó hacer un aporte dentro de la temática objeto de su pasión, tanto es así que los principales planteamientos del libro no se generan en una investigación puntual sino más bien de la asimilación de experiencias acumuladas durante ya más de 30 años de disfrute del ejercicio de la numismática”, puntualizó Reyes.

Por ello, esta investigación parte desde la comprensión de lo que es la numismática y su importancia como elemento integrante de situaciones que configuraron escenarios inevitablemente ligados a la historia, no solo económica, sino también política, social y cultural del país.

No obstante, el libro evita profundizar en temas históricos y su enfoque privilegia el análisis de las monedas como piezas de colección. A través de sus páginas presenta una muestra representativa del circulante que fue utilizado en nuestro territorio durante las diferentes etapas históricas. “Yo me sentiré muy satisfecho si el libro se constituye en un vector cultura e identidad”, subrayó el doctor Ramiro Reyes.

Para la directora del Instituto Metropolitano de Patrimonio, Ana María Armijos, fue muy grato ver cómo los habitantes de la ciudad responden positivamente con su asistencia e interés a las actividades culturales. Por eso, enfatizó que el IMP continuará impulsando  el proceso de edición de libros. “Esta noche quiero reiterar el compromiso que tenemos con los autores y con quienes se esfuerzan por mantener viva la memoria histórica de la ciudad y por plasmarla en elementos o productos editoriales”, recalcó. 
texto original  http://www.noticiasquito.gob.ec/Noticias/news_user_view/la_numismatica_ecuatoriana_en_un_libro--10465

jueves, 24 de octubre de 2013

LA MONEDA ESPAÑOLA EN AMÉRICA «Monedas Columnarias»

Alfonso Carrillo Benítez, AFE 998


Monedas "Columnarias"


En 1728 el Rey Felipe V (1683-1746) cambia el proceso de amonedación, ordenando que en las casas de acuñación se labren un nuevo tipo de moneda, que a más de la superficie y figura regular, cuenten con un grabado en el canto, con la finalidad de evitar su falsificación y recorte. El borde puede ser acanalado, estriado o con leyenda o cualquier figura que se le ocurra a la ceca 

Las monedas irregulares o fabricadas con golpe de martillo, llamadas macuquinas, fueron sustituidas por nuevos cuños y métodos de elaboración y como resultado se tuvo monedas circulares y de condoncillo, dándose un paso importante para eliminar los problemas por diezmar las piezas y el deterioro que sufrían por roturas. 

La nueva moneda de plata tomó el apelativo de columnaria o de mundo y mares, conocida así por el su diseño en el reverso. Las columnas representan a las de Hércules que simbolizan el final del mundo conocido; Los listones en las columnas con la inscripción “PLUS VLTRA (Mas Allá); los dos mundos entre las columnas son el antiguo y el nuevo mundo, el agua en la parte inferior significa la unión de los dos mundos por medio del mar, las coronas que rematan las columnas dice del dominio español en gran parte de los dos mundos, alrededor la palabra UTRAQUE UNUM (ambos son uno). También está grabada el año de la emisión y la marca distintiva de la ceca o casa de amonedación. El anverso de la moneda se encuentra el nombre del monarca español en latín seguido de la leyenda "D G HISPAN ET IND REX" (por la gracia de Dios Rey de España y de las Indias), a la izquierda aparecían las iníciales del ensayador y en el centro el escudo de España en gran tamaño con una corona real encima; para evitar falsificaciones o cercenamientos el canto de la moneda tenía grabadas unas hojas de laurel en gran detalle. 

Estas monedas fueron acuñadas en varias cecas de Europa y de las Indias bajo la misma denominación del sistema monetario octavario que regía en todos los territorios dominados por la corona española, entre los años 1732 hasta 1773 cuando fueron reemplazados por las monedas de busto; se acuñaron sobre todo en las cecas de México, Potosí y Lima, aunque también en las demás cecas coloniales como Guatemala, Popayán, y Santiago de Chile. 

En tanto la columnaria es un tipo de moneda y no una nueva unidad monetaria, se utilizó como denominación mayor para las “columnarias” el real de a 8, Esta moneda fue la inspiración para crear la moneda de los Estados Unidos de América el símbolo del dólar, que adopta el sistema monetario decimal en 1793, Su primer dólar fue una moneda que se apodó “la el pelo flotante” de plata de plata al 77.4% de aleación con cobre de 39 milímetros de diámetro y 26,96 gramos de peso. 

Las columnarias fueron el remplazo de las antiguas monedas macuquinas que eran acuñadas a golpe de martillo en todas las cecas del imperio colonial español. Las macuquinas solían casi siempre ser de irregular forma y por ello eran fáciles de cercenar con el fin de sustraerles la plata u oro antes de devolverlas a la circulación sin que el público pudiese advertir ese daño; por contraste el columnario tenía una forma redonda por completo y el borde estaba grabado con un cordoncillo, siendo imposible cercenar la moneda y hacerla circular después.

Publicación autorizada por la Asociación Filatélica Ecuatoriana. 
Boletín 09 AFE Octubre 2012 Pág 24 y 25 
afe-filateliaecuador.blogspot.com/

lunes, 21 de octubre de 2013

Las monedas pre-decimales del Ecuador

Georg Maier (APS 130152) 


Cuando se tiene una de las monedas pre-decimales del Ecuador en las manos, es difícil imaginar las circunstancias y dificultades en las que se produjeron esas monedas, y más aún, saber cómo sobrevivieron hasta la actualidad. La Casa de Quito produjo monedas de 1832 a 1862, monedas que circularon fundamentalmente en los alrededores de Quito. 

La historia de esta ceca se puede resumir en tres palabras: "falta de fondos". 

En sus inicios la Casa de Moneda de Quito fue organizada y dirigida por Alberto Salazza, un coronel de Cerdeña que luchó en el ejército libertador y se distinguió en la batalla de Pichincha. Salazza estableció la Casa de Moneda con la maquinaria necesaria, pero carecía de los conocimientos propios de los ensayadores. El trabajo de ensayador se lo dio a William ( Guillermo ) Jameson, un cirujano y botánico escocés cuya experiencia en la acuñación de monedas fue tan limitada que, en toda su correspondencia, nunca menciona haber sido nombrado para el puesto asignado a él y sólo en raras ocasiones menciona su relación con la Casa. 
Guillermo Jameson
A lo largo de sus treinta años de existencia, la Casa de la Moneda dependió de una vieja y obsoleta maquinaria, que a menudo estuvo en un estado deplorable. La maquinaria original pudo haber venido originalmente desde Popayán a través de Pasto y Tulcán, y probablemente fue usada por el coronel Adolfo Klinger, de Alsacia, que luchó en el Ejército libertador. El coronel fue un caballero en todos los sentidos, aunque no tuvo empacho en hacer "un poco de acuñación por cuenta propia en su casa privada" (Michael Anderson, The Numismatic History of Ecuador, Witham, Essex, 2001, pp 33 ) . Cuando se vio obligado a devolver la maquinaria a mediados de 1832, la Casa de Moneda comenzó a producir su propia moneda desde el mes de agosto. 

La primera adquisición de maquinaria relativamente moderna, proviene de Guillermo Jameson, quien fue capaz de adquirirla confiscándola a unos falsificadores en la provincia de Esmeraldas. Esto, además de un "nueva" prensa de acuñación adquirida en 1834, hubiera sido suficiente para iniciar la acuñación de monedas, de no haber sido por el hecho de que Jameson no tenía equipo de ensayos. 

A diferencia de sus países vecinos, Ecuador no tenía metales preciosos. Las pocas pequeñas minas de oro en el sur del país habían sido explotadas de manera eficiente por los españoles. Sin fondos para comprar metales preciosos, la nación dependía de las donaciones particulares y de la plata donada por la Iglesia. El oro fue adquirido de los pequeños mineros cobrándoles el "quinto real" a cambio de la acuñación de lingotes. En realidad, esto constituía un mejor sistema de pago ya que la Casa no tenía recursos para hacerlo. 
1832, "Medio Real"
A los problemas de producción se sumó el de las falsificaciones. Éstas eran tan comunes, que el gobierno renunció a la lucha y permitió su libre circulación. Los billetes falsos circulaban sin penalidad aunque, oficialmente, existía la pena de muerte para quienes lo hicieran. Una razón simple para permitir que las falsificaciones circulen fue que nunca hubo suficientes monedas para cubrir las necesidades diarias. 

Esto puede ser, en realidad, una bendición para los coleccionistas de hoy en día, debido a que la moneda buena estaba a un lado, mientras que las monedas falsas circulaban, lo que permitió a las primeras sobrevivir hasta ahora. Las monedas falsas fueron finalmente destruidas y las moneda legítimas fueron utilizadas hasta desgastarse y perder valor para los coleccionistas. Las monedas fueron utilizadas como lingotes para las subsecuentes emisiones de la Casa y las agujereadas e ilegibles se recuperaron de la circulación. 

De la mayor parte de las pre-decimales existen menos de 100 ejemplares. Algunos de los tipos individuales están disponibles en cantidades de cinco o menos, y otros tipos son únicos. Su condición, a menudo, no es de gran importancia para el coleccionista apasionado. Después de buscar monedas tipo desde hace décadas, hay quienes están dispuestos a pagar cualquier cantidad por ellas, incluso si se encuentran en un estado deplorable. Hay que tener muy en cuenta esto cuando se tiene una moneda pre-decimal del Ecuador en las manos.








Un sincero agradecimiento al Sr. Georg Maier por tan valioso aporte!

viernes, 18 de octubre de 2013

El Chunucari y el macronumerario

Diego Bolaños P., UCCG


VERSIÓN PDF (click aquí)



Un estudio del Banco Central del Ecuador señala que a finales de la década de los 80’, el costo de los bienes y servicios, se incrementó de tal forma que ocasionó la desaparición de monedas de baja fracción y dio paso a que los billetes de baja denominación fueran sustituidos por especies monetarias en metálico y a la emisión de billetes de altos valores.


 A este proceso se lo conoce como Macronumerario. El primero de estos procesos se lo implementó en Ecuador, a inicios de 1988, cuando se sustituyeron los billetes de 5, 10, 20, y 50 sucres por monedas de similar valor. 
Además, las monedas de 50 centavos y 1 sucre, sufrieron una drástica reducción del tamaño y poco a poco desaparecieron de circulación, debido a su escaso poder adquisitivo. 
Para el caso particular de la moneda de 50 sucres, la ceca Sherrit Gordon Mint de Canadá, presentó en el diseño del anverso «en la mitad y a la izquierda heráldica del número 50» al famoso logotipo del Banco Central del Ecuador: El Chunucari. 

El Sol de Oro es una obra de arte precolombina que consiste en una lámina áurea repujada, con distintivos céfalo-antropomorfos, que concibe al Astro Rey orlado de rayos -46 el de Quito y 44 el de Guayaquil- en todo su esplendor. La representación del rostro es radiado y sereno: dos ojos en forma de almendras, nariz aquilina, boca semioval ligeramente abierta, como para exhibir sus dientes -siete superiores y nueve inferiores- y sus colmillos -dos arriba y dos abajo-; orejas semicirculares pequeñas, pómulos salientes y una cabellera con tres mechones, de los se desprenden 46-44 hebras de rayos zigzagueantes, que terminan en cabezas de serpientes y éstas a su vez sostienen representaciones de cabezas humanas. Su peso aproximado es de 284,40 [gr] y de 21 quilates de pureza. 
Chunucari, Museo Nacional del Banco Central del Ecuador. Quito.
Los únicos dos soles conocidos son extraordinariamente semejantes. El uno mide 40 x 60 x 1 [cm] y el otro 44 x 68 x 2 [cm] El de Quito tuvo inicialmente 46 rayos y el de Guayaquil 44 (uno de los grupos de rayos de la base está totalmente roto, otros han perdido la cabeza y otros se han perdido por completo) En ambos soles, los rayos se distribuyen de la misma forma: un penacho central y tres grupos a cada lado. El sol de Quito tiene una distribución continua de rayos a los lados, alrededor y en sectores bajos de la cara; el de Guayaquil los tiene más claramente divididos en manojos, pero es esencialmente el mismo. La base del penacho superior es más estrecha y, a diferencia del sol de Quito, no tiene ningún diseño de animales en antítesis. Los rayos del sol de Guayaquil son más simples que el otro. En el sol expuesto en el Museo del BCE Quito se distingue una línea levantada del centro que sigue el zigzag del rayo, en cuyas terminaciones se representan cabezas de serpiente con una cabeza humana -trofeo- en la boca. El sol de Quito tiene un rostro rectangular con una curiosa área en forma de T, en donde está colocada su boca semioval ligeramente abierta con dientes pequeños y colmillos dobles. El de Guayaquil tiene un área más grande pero con una boca más pequeña y menos definida, llena de pequeños dientes repujados y sin colmillos. Las narices son similares pero las orejas son muy diferentes. El sol de Quito presenta dos semicírculos repujados (con dos agujeros) y tres líneas, también repujadas, que penden de estas orejas estilizadas, probablemente representando los aretes largos comunes en el Ecuador en esta época. La misma cara tiene un extremo claramente curvado, lados bien definidos, pero no hay línea del mentón. Los rayos inferiores salen de los lados del rostro-mentón sin ninguna demarcación. En contraste, el otro sol tiene orejas de doble espiral, colocadas hacia atrás; en los lados del rostro. Modelos semejantes de orejas se utilizan en muchas culturas de los Andes, pero todos miran en otra dirección. El rostro mismo es estrictamente rectangular, y los agujeros que presumiblemente se usaban para ajustar la máscara a su respaldo están colocados entre el rostro y las orejas hacia atrás. 

La interpretación simplista de un sol con respecto al otro, y los extraños detalles, como el de los oídos y el de la boca, pueden ser argumentos válidos para lucubrar al decir que el sol de Guayaquil no sea tan antiguo como se ha venido creyendo. 
La representación simplista y vaga de los detalles puede fácilmente deberse a una copia, usando una fotografía tomada en 1940 por el Dr. Miguel Ernesto Domínguez en el museo privado de Max Konanz, en su hacienda de San Galo, en la provincia de Cañar, donde -debajo del sol- de puño y letra de Sr. Konanz, hay una anotación que dice: "De Chunocare, entre Chordeleg y Sígsig" En dicha fotografía, la boca con sus colmillos, la línea del centro que se levanta de los rayos, el detalle del penacho central en antítesis y las cabezas que terminan en cabeza trofeo no están claramente visibles incluso en la impresión más clara disponible. 

Este sol «que actualmente forma parte de la colección del Museo del Banco Central en Guayaquil, pero que originalmente perteneció a la colección de Emilio Estrada» al igual que el de Konanz, proviene de las actividades de los huaqueros (aunque el sol de Konanz tiene una historia mejor conocida que el otro) quienes ocultan la verdadera procedencia de estas piezas de arte, debido a su origen en excavaciones clandestinas. Esta procedencia falsa es vendida -junto al objeto- al intermediario del pueblo. El intermediario puede aceptar tal procedencia o inventar por su cuenta una nueva, y así, cuando un objeto llega a un museo puede haber cambiado varias veces la atribución de su origen cultural. En este proceso de la falsificación de la prehistoria americana participó el sol de Konanz. 

Asi, se puede demostrar, tanto por su iconografía como por su historia, que es muy probable que lugar de origen del sol, si no era Chunucari mismo, era muy cercano a esa localidad. 


El Museo Nacional del Banco Central del Ecuador, tiene como premisa que la muestra permanente y las temporales nos permitan leer la historia del país de un modo distinto, a manera de un libro abierto por el cual la sociedad conozca  el substrato básico de su cultura a través del patrimonio cultural arqueológico y artístico que expone en sus salas.


Características de las monedas.

Son monedas de acero al níquel, con un diámetro de 29[mm], canto estriado y alineación ↑↓«tipo moneda» Se conoce una sub-variedad por gráfila del reverso y por el tamaño de la fecha de emisión.


1988
Fecha ampliada 141 dientes en la gráfila del reverso
25 fueron emitidas en calidad Proof


1991
Fecha ampliada → 141 dientes en la gráfila del reverso
Fecha reducida →161 dientes en la gráfila del reverso



Enlaces Relacionados:

• Logotipo del Banco Central "Chunucari" Hugo Teodoro Astudillo Torres. 
   http://teohistoriayarte.blogspot.com/2008/04/el-sol-de-oro-del-banco-central-del.html

martes, 24 de septiembre de 2013

LA MONEDA ESPAÑOLA EN AMÉRICA «Las Primeras Casas de Moneda y las Macuquinas»

Alfonso Carrillo Benítez, AFE 998 

Varios periodos históricos se sucedieron para tener lo que ahora conocemos como moneda; elemento básico para realizar transacciones financieras y comerciales, pues el trueque fue el sistema rudimentario de cambio, luego fueron los griegos que utilizaron el hierro y, el cobre fue el metal de las monedas romanas; y por último se decantó en la plata y el oro como los metales que por su escasez, calidad, brillantez, ductilidad entre otros adjetivos, fueron los metales escogidos para la fabricación de monedas y por sobre todo por su valor intrínseco. 

Sin embargo, para las pequeñas transacciones no resultaban muy útiles pues se necesitaban fragmentos muy pequeños que ponían en peligro su protección y mantención, por lo que optó por el cobre para los menores pagos. En el proceso debido a que el oro y la plata podían ser adulterados mediante aleaciones con otros metales lo que ocasionaban fraudes y por tanto había la necesidad de establecer controles de fabricación, verificación del peso y liga y utilización de las piezas de intercambio elaboradas o moneda como se empieza a conocerse lo que se convierte en el punto de partida para establecer las casas oficiales de amonedación. El vocablo moneda se deriva del Capitolio Romano -Templo de Juno Moneta- donde se fabricaban las piezas que servían para las transacciones, a donde acudían los ciudadanos portadores de lingotes de oro y plata y recibían las monedas marcadas con un sello que certificaba su calidad, espesor, peso y demás características. 

El pago por este servicio o derecho de acuñación lo pagaban los usuarios que en árabe se define con la palabra siccach de donde se deriva el vocablo ceca, para denominar a las casas de acuñación o amonedación. La historia de la conquista española que se inicia con el descubrimiento de las “Indias” a fines de siglo XV señala que vino acompañada, como era de suponer, con la organización e imposición de sus propias costumbres, tradiciones, religión, sistemas económicos y comerciales en nombre de: “dos Majestades: la de Dios y la del Rey” como manifiesta el Dr. Carlos Ortuño en su obra Historia Numismática del Ecuador, editada por el Banco Central del Ecuador en 1977. 


El sistema monetario español tenía dos patrones que se basaban en el metal utilizado. Las monedas de oro tenían como la unidad el escudo, con múltiplos de: dos escudos o doblón, cuatro escudos o media onza y los ocho escudos u onza. Mientras que en las de plata la unidad era el real, con múltiplos de dos reales o peseta, cuatro reales o medio peso y, la de ocho reales o peso; los submúltiplos fueron el medio real y un cuarto de real o cuartillo; en publicaciones también se establece la un octavo de real aunque existen dudas de su presencia por el mínimo tamaño que podía tener. Al principio de la conquista y por no existir la moneda, pero si las riquezas metálicas, el comercio se realizaba con pequeños pedazos de oro y plata sin labrar, basando su valor en el peso de las piezas, que ocasionaban varios problemas al comercio y la hacienda de España, ya que frecuentemente se transaba sin pagar el quinto real, derecho de la corona como impuesto. 

Fue este el motivo principal para la decisión que tomaron los Reyes de establecer casas de acuñación en las Indias. Las primeras cecas establecidas en esta región descubierta, fue por orden del Rey Carlos I de España y V del Sacro Romano por decreto del 11 de marzo de 1535. Se fundaron en lo que ahora es México y otra en la Isla de Santo Domingo para que elaboren monedas con las mismas leyes que regían en España. Se conocen monedas de estas casas desde 1536 es decir un año después de su fundación únicamente elaboradas en plata y vellón como ordenaba el decreto. 

Posteriormente se fundan casas de amonedación en Lima por orden del Rey Felipe II en 1565, Potosí posiblemente en 1575, donde se ubicaron las minas argentíferas más ricas del imperio. En Santa Fe de Bogotá en 1559 por disposición de Don Felipe II que no funcionó hasta 1620 que Don Felipe III. En los inicios se labran las denominadas monedas de martillo, por la forma de su elaboración que se caracterizaban por su forma irregular debido a que no se usaban cospeles o piezas metálicas circulares sino que se golpeaban en trozos de plata y oro ajustados al peso, que se marcaban con golpes de martillo incrustados cuños en los que se distinguían los símbolos de la corona. También se denominaron monedas de cruz por llevar esa insignia en uno de los lados y popularmente macuquina que se mantiene entre los numismáticos. 

Publicación autorizada por la Asociación Filatélica Ecuatoriana.
Boletín 08 AFE 22 de julio 2012 Pág 16-18 

viernes, 13 de septiembre de 2013

Las monedas de un sucre desde 1937 a 1981.

Diego Bolaños P., UCCG.


Decreto Dictatorial Nº134 del 22 de abril de 1937.

Numeral 4. "... las monedas de Un Sucre llevarán en el anverso el busto del general Antonio José de Sucre..."

Según Matamoros, "el busto está correctamente representado hablando heráldicamente"
El simbolismo heráldico exige que toda figura animada que no esté de frente ha de ponerse forzosamente mirando hacia la derecha de la moneda. En un blasón, escudo o moneda la derecha está a la izquierda de quien observa.

"...a su contorno se gravarán (sic) dos ramas, una de olivo y otra de laurel..."

Matamoros explica que: "... en todas la emisiones se pueden apreciar que las grabaciones de las dos ramas son iguales, no estando de acuerdo con lo dispuesto en el Decreto" Y dicho Decreto determinó la alegoría de las ramas erróneamente sin conocer nuestra tradición histórica según los siguientes considerandos:

1. 1845, 6 de noviembre, la Convención Nacional reunida en Cuenca, dicta la ley sobre el Escudo de Armas y Pabellón Ecuatoriano. En el Art. 1 entre otras dice: "... será adornado exteriormente con banderas nacionales y ramas de palma y laurel..."

2. 1900, el Congreso del Ecuador reunido en Quito el treinta y uno de octubre y sancionado por el Gral. Eloy Alfaro el 7 de noviembre decreta las Armas del Ecuador y en el Art. 1 dice: "... será adornado exteriormente con banderas nacionales y ramas de palma y laurel..."


En 1985 el artículo de Matamoros explica que: "... si se continuare con el mismo formato que consta en el anverso de las monedas de Un Sucre, deberá considerarse la tradición histórica, que debe ser lo lógico, y deberán grabarse una rama de palma a la derecha de la moneda y otra de laurel a la izquierda de la moneda." Lamentablemente, el Banco Central del Ecuador hizo caso omiso de esta recomendación y hasta el final del Sucre se cometieron errores y horrores en las representaciones nacionales.


"... y al pie el valor o denominación expuesto en letras."


Estas monedas en su anverso presentan también una gráfila en donde se ha utilizado rayas y un listel para proteger los relieves de la impronta.

En conclusión, la composición heráldica del anverso de la moneda de Un Sucre, en teoría, significaría lo siguiente:

•   Efigie del Gral. Antonio José de Sucre: valor, superioridad y despojo sangriento.
•   Rama de Palma: victoria y triunfo.
•   Rama de Laurel: buena fama y por el verdor perpetuo de sus hojas, de imperecedera victoria.


"...así analizadas las improntas del anverso y reverso de las monedas 
de Un Sucre que actualmente circulan, puede recomendarse, 
para evitar errores, que se le entregue a la casa fabricante, 
si se ordenare una nueva acuñación el arte o diagrama, 
con una explícita descripción, ya que ellos, los fabricantes, 
no tienen por qué conocer las razones de las representaciones, 
que incluso para muchos ecuatorianos es desconocida."


Estas son las palabras con que el Dr. Carlos Matamoros Trujillo termina su artículo, el cual fue copiado al Banco Central del Ecuador con el fin de que las próximas acuñaciones tuvieran más sentido patrio y heráldico, llenando así el vacío artístico de nuestra moneda.


El Econ. Ángel Valle (Gerente de Tesorería del Banco Central del Ecuador en 1985) agradece en oficio membretado y responde:




Dr. Matamoros le mintieron! 


El último Sucre emitido en 1988 mantenía los mismos errores en el anverso que usted expuso en su artículo. El reverso cambió repentinamente para el Sucre de 1985 donde ya consta el actual Escudo de Armas declarado como oficial el 25 de febrero de 2003. Y lo que más me sorprende es que su trabajo no tuvo eco en la Asociación Filatélica de Guayaquil al cual pertenecía.



Biblioteca Virtual del Club Filatélico Guayaquil
Adaptación del texto publicado en el artículo "ANÁLISIS DE LA IMPRONTA DEL ANVERSO Y REVERSO DE LAS MONEDAS DE UN SUCRE DE LAS ACUÑACIONES DE 1937 A 1981"
Dr. Carlos Matamoros T.


domingo, 25 de agosto de 2013

El Banco Central, el patrón oro y los años de la Gran Depresión



Investigación Blanco y Negro
Suplemento dominical publicado en Diario HOY.
15 de enero del 2000



Entrado el siglo XX, la benéfica obra de Alfaro en materia económica de nada sirvió ante el poder de la 'bancocracia' que se consolidaba a la sombra del Gobierno de Leonidas Plaza. Se emitían billetes sin respaldo, se fijaba el tipo de cambio en la cifra que a bien tuvieran los banqueros, y nadie controlaba ese festín, pese a que la idea de fundar un banco estatal, que fuera el regulador de la economía nacional, se cocinaba hacía rato.

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Un Sucre.
Banco del Ecuador
Pero no fue sino en 1925, a raíz de la Revolución Juliana, cuando se decretó la creación del Banco Central del Ecuador. La Junta Provisional de Gobierno nombró a Isidro Ayora presidente de la República y a él le correspondió efectuar esa misión. El Banco Central fue fundado en 1927.

Previamente, se creó la Caja Central de Emisiones y Amortizaciones, entidad encargada de unificar los billetes y centralizar las emisiones. Los bancos particulares debían transferir a ese organismo las reservas en metálico de sus billetes en circulación, y la Caja se encargaría de amortizarlos y canjearlos por otros de su propia emisión. Así se unificó el billete bancario.

Edwin Walter Kemmerer
 Fuente: Wikipedia
Isidro Ayora contrató a un grupo de expertos internacionales, presidido por Edwin Walter Kemmerer, para que hicieran un estudio de la situación y recomendaran medidas. La misión Kemmerer estableció la necesidad de crear una Ley Orgánica del Banco Central y una nueva Ley de Monedas, que fueron aprobadas en 1927. Por fin, el Estado ecuatoriano tomaba a su cargo la dirección de las finanzas públicas. La misión Kemmerer también recomendó la recuperación del patrón oro, y para incrementar el nivel de confianza en la moneda se mandaron a reacuñar 20 000 cóndores de oro de 25 sucres, que a la larga fue la última moneda de oro ecuatoriana.  Pero el patrón oro estaba condenado a una corta vida, pues la gran depresión económica mundial de los primeros años 30 liquidó las reservas de oro de la mayoría de países, lo cual evidenció que ese sistema había quedado anacrónico e ineficiente.
El Ecuador suspendió el régimen de oro para sus sistema monetario el 8 de febrero de 1932.
Como consecuencia de ello, el valor de la plata subió desmesuradamente. Estados Unidos decidió volver al patrón plata y los demás lo imitaron. Inmediatamente la plata comenzó a fugar del país en forma de monedas o de barras, lo cual produjo una nueva escasez de circulante.
En esas circunstancias arribó al poder José María Velasco Ibarra, quien ordenó la acuñación de dos millones de sucres de plata para atender la demanda. Y otra vez, la moneda comenzó a danzar en función de la economía internacional y de la demanda de circulante.

La endeble moneda de níquel

La primera mitad del siglo XX en el Ecuador es una etapa de gran inestabilidad política. Entre 1925 y 1948 se suceden 25 gobiernos débiles, sin capacidad de planificación coherente de las finanzas públicas y obviamente sin poder de control de los abusos. 

En 1937, el gobierno provisional de Federico Páez ordena el retiro de las monedas de plata, con el fin de eliminar la especulación a que estas daban lugar, y contrata la acuñación de 12 millones de sucres en monedas de níquel. Ese sistema monetario, con ligeras variantes, se mantuvo hasta hace pocos años. Un sistema endeble, a merced de los malos cálculos fiscales y de la voracidad de cierta banca. 

Según se comenta en la obra Bancos y banqueros, 

"Si el nacimiento del siglo halló a la banca en plena y vigorosa adolescencia, el fin de siglo la encuentra en la más terrible crisis y la más escandalosa situación (...) los bancos privados han sufrido una quiebra técnica, por causa de una mala o dolosa administración, y han tenido que ser absorbidos por el Estado a través de la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD). Entre tanto, una caterva de gordos y pícaros banqueros disfrutan del sol en las playas de Miami, con el dinero saqueado a los ecuatorianos, acción en la que, en varios casos, contaron con la complicidad de autoridades y funcionarios encargados de vigilar los negocios bancarios".

Lo anterior no hace otra cosa que ratificar que la corrupción en el manejo de sistema bancario ha actuado como el comején en la pulverización de la economía ecuatoriana.

Entrevista: Los manejos que mataron al sucre

Jaime Morillo Battle confía en que la dolarización oblige al Estado a ejercer una verdadera disciplina fiscal. Al sucre lo liquidaron los continuos 'asaltos' al Banco Central para cubrir presupuestos mal financiados, las devaluaciones obligadas para salvar a los sectores exportadores y el excesivo endeudamiento público, según el criterio de Jaime Morillo Battle, analista económico y ex-miembro de la desaparecida Junta Monetaria. Aquí, un análisis del tema a la luz del proceso de dolarización de la economía ecuatoriana. Según Morillo, mientras más pronto desaparezca el sucre, mejor, pues no conviene una coexistencia problemática con el dólar.

- ¿Cuáles son las causas históricas de la eliminación del sucre?
Le puedo hablar desde la creación del Banco Central en 1927, cuando se fija el cambio de cinco sucres por dólar. A partir de esa fecha, y durante las cuatro décadas siguientes, hay una relativa estabilidad de la moneda, que llegó a valer 25 sucres al inicio de la época petrolera en los primeros años setenta. Allí comienza la desestabilización, puesto que se creyó que el país era rico y se descuidó la planificación económica.

- ¿Cómo se planificó la economía durante la vigencia del sucre?
Los gobiernos se han empeñado en gastar más de lo que han tenido, lo cual los ha obligado a hacer verdaderos asaltos al Banco Central para cubrir los déficit en el Presupuesto. Las presiones de los sectores exportadores también han obligado a devaluaciones drásticas de la moneda, con el fin de salvar a esos sectores. 

- ¿Cuál es el futuro del país sin una moneda nacional?
El país puede vivir sin una moneda nacional. Incluso antes de este anuncio la economía ecuatoriana ya estaba dolarizada al igual que la mentalidad de la gente.

- ¿Qué pasará con la producción?
La economía en una moneda fuerte obligará a los exportadores a ser más eficientes. Ellos han estado acostumbrados a cobrar en dólares y pagar en sucres, y ganar con las devaluaciones. Ahora recibirán dólares y pagarán dólares.

- ¿Pueden coexistir el sucre y el dólar?
Mientas más pronto desaparezca el sucre, mejor. Porque si coexisten los dos no habrá coherencia. No se debería mantener el sucre ni siquiera para operaciones pequeñas. En el caso de Panamá coexisten el balboa y el dólar porque el balboa tiene una denominación idéntica a la del dólar. Funciona como moneda fraccionaria local. Acá es imposible por la diferencia de 25 000 a uno, que es difícil de equiparar.

-¿Entonces el sucre fue un accidente histórico?
El sucre tuvo su razón de ser mientras hubo una política fiscal y monetaria racional. Cuando demostramos que eramos incapaces de manejar nuestra moneda y la destruímos, terminamos con el sucre. 

- ¿Esto refuerza la propuesta de una unificación monetaria que tiende a ser mundial? 
Los economistas de todo el mundo dicen que dentro de 10 años habrán tres monedas: dólar, euro y quizá alguna moneda asiática. Las monedas nacionales serán fraccionarias de estas tres grandes.

-¿Significa esto una tragedia nacional?
No hay tragedia nacional por perder el sucre, la tragedia está en el hecho de que nosotros la destruimos.


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• Réquiem por el Sucre.
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sábado, 24 de agosto de 2013

Una lenta agonía de 116 años.

Investigación Blanco y Negro
Suplemento dominical publicado en Diario HOY.
15 de enero del 2000



Una infancia traumática y poco feliz

La infancia del sucre transcurre llena de traumas, como la de los pobres huérfanos maltratados por la parentela. Pese a que había sido aceptado como moneda nacional en 1884, en la práctica seguían reinando las monedas antiguas, especialmente el peso feble, y la moneda extranjera, colombiana, boliviana y chilena. A eso se sumaba una aplastante cantidad de papel moneda emitido sin respaldo por los bancos particulares. La población estaba a punto de desquiciarse a fines del siglo XIX.

Entonces, el Gobierno inició una purga monetaria, y ese trabajito de requisa y destierro de dinero indeseable lo ejecutó la misma banca privada a cambio de una importante comisión, principalmente el Banco Internacional, que se había consolidado en Guayaquil. 

Ese mismo banco introdujo en el Ecuador 400.000 sucres acuñados en la casa de Birminghan, con lo cual se creía que las cosas habían mejorado. Pero era una falsa ilusión. El papel moneda sin respaldo que habían puesto a circular los otros bancos, como el de Quito, el de Luzárraga y demás que se formaron por entonces, echó abajo las intenciones de amortizar el antiguo peso feble, y el desorden se agudizó.

Para esas fechas, el machete de Alfaro comenzaba a zumbar en los oídos de la burguesía serrana, y la preocupación del Gobierno se volcó a contener a las montoneras. Toda iniciativa de sanear la economía quedó postergada.

Hubo que esperar hasta 1887, cuando la subversión de Alfaro quedó parcialmente aplacada, para que el proceso de saneamiento continuara por orden del Congreso. Para entonces, la pesadilla del papel moneda había pasado, y se encargó a los bancos Internacional y del Ecuador la amortización de la moneda feble y el destierro de las extranjeras, lo cual causó una importante protesta popular, puesto que los tenedores de ese dinero tuvieron que perder un considerable porcentaje. Por fin, el 14 de agosto de 1890, el Gobierno de Antonio Flores Jijón decreta que la única moneda de circulación nacional es el sucre, seis años más tarde del nacimiento de éste.

Una vez consolidado el proceso de eliminación de la moneda 'chimba', vinieron nuevos apuros para la naciente banca privada nacional, puesto que la ausencia de moneda feble trajo consigo una tremenda escasez de circulante. Los bancos pidieron autorización para ordenar acuñaciones en las casas de Santiago de Chile, de Filadelfia, de Birminghan y de Lima, lo cual tampoco era suficiente, por lo que el Congreso autorizó al ejecutivo a contratar la acuñación de 300.000 sucres por su cuenta. Se calcula que hasta 1897 se habían acuñado 4 790.730 sucres.

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En 1895, el Banco Comercial y Agrícola también fue autorizado para que ordenara la impresión de 200.000 sucres. Aparecían así, en el círculo del manejo monetario del país, dos célebre apellidos: Aspiazu y Seminario, que pertenecían a las familias fundadoras de ese banco. ¡Qué miedo!

Pero todavía el sucre tenía por delante otro terreno escabroso. Entre 1890 y 1897, cayó el valor internacional de la plata, lo cual obligó al Gobierno a reunirse con los prominentes banqueros para adoptar medidas, puesto que nuestra moneda se respaldaba en el bimetalismo, es decir, en el oro y la plata. De varias propuestas tendientes a unificar el respaldo en el patrón oro, no se escogió a ninguna, puesto que la situación internacional tampoco estaba clara. Y el asunto se dilató por varios años. 


Mientras tanto, Alfaro había recuperado sus bríos y otra vez blandía su machete para asombro de la historia posterior...

De la aventura alfarista a la 'bancocracia'


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Como consta en la historia, la Revolución Liberal de Eloy Alfaro triunfó en 1895, y el caudillo comenzó a jugar de 'diez' en su afán de organizar el caotizado país. Uno de los temas en los que puso mayor atención fue el monetario. Pero los avatares de la revolución y el incendio de Guayaquil retrasaron las medidas, pese a la insistencia de Alfaro para que el Congreso emitiera las leyes respectivas. 

En 1897, se prohíbe la acuñación de monedas de plata y se determina que los bancos no podían emitir billetes por una cantidad que excediera el doble de su capital real, con el fin de evitar la excesiva emisión y la consecuente depreciación del papel moneda.

Pero la caída de los precios internacionales de la plata produjo discrepancias internas en el Ecuador. Mientras a los exportadores les convenía la depreciación del metal, a los importadores los liquidaba. Por eso, Alfaro presionó al Congreso para que aprobara las leyes que permitieran la adopción del patrón oro y se pudiera saldar así las diferencias y el desplome de la economía nacional. Esta medida fue aprobada en 1898.

Una de las acciones inmediatas fue exportar a Londres hasta tres millones de sucres en plata y con esos recursos adquirir cóndores (moneda de 10 sucres) ecuatorianos acuñados en Inglaterra. Estas monedas fueron impresas en Birminghan entre 1899 y 1900 por intermediación de los Bancos Comercial y Agrícola, y del Ecuador. Al mismo tiempo, establecían como monedas fraccionarias, para negocios menores, a todas las de plata de circulación nacional. 

Durante los gobiernos alfarista y placista, convivieron el cóndor de oro y sus fraccionarias de plata. Pero luego de la muerte del caudillo liberal, comienza una de las épocas más fraudulentas de la historia económica nacional. Se afianza el poder de los banqueros ligados al sector exportador costeño, que después sería conocido como la 'bancocracia'

En esas estaban hasta que en 1914 estalló la Primera Guerra Mundial y con ella el temor de nuestros gobernantes de que las reservas de oro quedaran reducidas a cero. El Gobierno de Leonidas Plaza prohibió que los bancos respaldaran en oro sus emisiones y autorizó la acuñación de monedas de níquel, plata y vellón.

La situación internacional no daba muestras de normalizarse, y en el Ecuador la emisión de moneda se hacía de acuerdo con la demanda de circulante, lo cual degeneró en una excesiva emisión de billetes sin respaldo. El Banco Comercial y Agrícola, de los Aspiazu y los Seminario, sobresalió en este fraude, que superaba los 18'000.000 de sucres, cifra astronómica para entonces. Luego, ese mismo banco asumió el control de la política económica.

El lógico descalabro económico fue el detonante de la sublevación militar el 9 de julio de 1925, conocida como la Revolución Juliana.


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