jueves, 7 de febrero de 2013

Un Real 1833 GJ

Rony Almeida, ANA 4952



En las monedas de 1 Real acuñadas en la Casa de Moneda de Quito en 1833 se venía distinguiendo con facilidad dos variantes de cuño con características de ser llamadas “variante numismática”, a las que hemos titulado “Variante A” y “Variante B”. 
Genuinas variantes numismáticas donde se pueden ver muy claramente las diferencias de cuño. Tenemos que reconocer que existen otros cuños con pequeñas diferencias entre estas dos variantes principales, pero que no alcanzan las características necesarias para ser llamadas “Variante”. En la presente exposición fotográfica ofrecemos dos ejemplares correspondiente a las Variantes A y B. También tenemos la necesidad de poner junto a estas dos variantes originales una tercer pieza que el colega numismático ecuatoriano Eduardo Carrión Letort la denuncia, equivocadamente, en su catálogo “Monedas Ecuatorianas”, publicado en Quito, Ecuador, en 1997, como “interesante variedad del real de 1833”. Para nosotros que venimos siguiendo la numismática ecuatoriana desde hace más de 30 años, esta pieza del colega Carrión Letort es indiscustiblemente FALSA. Lo burdo de su contexto general, esos escuálidos pájaros que aparecen sobre los cerros de Quito, en la moneda de este señor Carrión más parecen los flamingos que solemos ver en el Hipódromo de Hialeah, de Miami, que los pretendidos Cóndores reyes de los Andes Sudamericanos. En cuarto lugar, nos complacemos en presentar una nueva y auténtica variante del Real de Quito de 1833. La hemos bautizado con el nombre de “Pichón Cóndor”, porque realmente es la figura indiscutible de un cóndor pichón con las alas en movimiento y con el PICO ABIERTO como queriéndose comer el majestuoso Sol ecuatorial. Esta pieza es la que nosotros ahora ofrecemos para el enriquecimiento de la numismática ecuatoriana y para el deleite de los estudiosos numismáticos.


Es necesario destacar que el autor de este trabajo nunca estuvo de acuerdo con los legisladores ecuatorianos de 1833, ni tampoco con el señor Carrión Letort que llaman águilas a los cóndores de las monedas pre-decimales ecuatorianas. Si bien el decreto de 1833 menciona a las águilas como integrantes de la impronta de las monedas ecuatorianas, los legisladores de 1836 lo corrigen y ponen lo que realmente es. En los Andes ecuatorianos señorean los cóndores, no las aguilas. 

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